Uno de los rasgos más preocupantes de la democracia que sufrimos es, no solamente la corrupción que corroe a los poderes ejecutivo y legislativo desde la primera magistrada del país hacia abajo, sino la impunidad, la desvergüenza y la sospecha que rodean y cubren por completo al tercer poder del Estado, el que debería ser la garantía ciudadana contra los abusos de los otros dos: la Justicia.
Hungry? Eat the Rich: de “indignados” a occupiers
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La recién pasada década que aperturó el siglo XXI, y la actual, serán
probablemente recordadas por las generaciones presentes y sucesivas, entre
otras razo...
Hace 13 años
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