1. Viagra
2. LSD
3. Rayos-X
4. Penicilina
5. Sacarina
6. Hornos microondas
7. Coñac
8. Caucho vulcanizado
9. Blandi-blub .. o sea Moco gelatinoso
10. Patatas chips
LA DEMOCRACIA es el arma que tienen los pueblos para defenderse de los gobiernos. La democracia la ejercen los demócratas. La libertad la asumen los espíritus libres. Cuando los caballos piensen se acabará la equitación.
La noticia consigna que un norteamericano que vive en Alemania parece haber sido curado del VIH después de recibir un tratamiento contra la leucemia. Buscando curar una cosa le curaron otra y lograron eliminar el virus "por accidente". La noticia ha sido recibida con gran entusiasmo por la comunidad científica internacional. Este evento tiene todos los rasgos de lo que se denomina serendipity , término que denota un descubrimiento científico afortunado e inesperado que se realiza accidentalmente. Ejemplos hay muchos, y algunos de los más célebres son el descubrimiento accidental de la penicilina, por parte de Alexander Fleming, el descubrimiento de América mientras se buscaban las Indias, el súbito Eureka de Arquímedes en su bañadera, y la inspirada caída de la manzana de Newton, entre otros.
Hay algo fascinante en el hecho de que, ante la actividad humana, el mundo ofrezca hallazgos no buscados. Pareciera ser un signo de complicidad de las cosas, que en determinados momentos parecen saber mejor que nosotros lo que debemos encontrar. Se trata de la puesta en juego de una sagacidad no humana, a la que nosotros, a falta de otra explicación, denominamos suerte. Pero visto de modo más amplio, la serendipity es también un gesto feliz del mundo frente a dos hipótesis escépticas.
La primera es que no hay posibilidad real de encuentro, porque el conocimiento corre detrás de un blanco móvil, que se va alejando a medida que avanzamos, como sucede con los espejismos. Con la serendipity sucede lo inverso: se trata de la súbita aparición de un oasis en medio del desierto.
La segunda, no menos atendible, es que en el fondo nunca encontramos otra cosa que lo que ya hemos encontrado. Algunos señalan que el hombre no puede hacerse otras preguntas que las que ya se ha contestado de antemano. El propio horizonte de sentido condiciona las posibilidades de la interrogación, de manera que uno nunca pescaría otra cosa que el pescado que lleva de antemano en la caña. La serendipity se aleja de estas ideas, y entra secretamente en consonancia con la sabiduría de una línea de Heráclito: si no esperas lo inesperado, nunca lo hallarás. (En parte, porque no te será posible reconocerlo). Dicho en otros términos, se trata de desarrollar la capacidad de escucha frente a un mundo que responde, a veces, a preguntas que no se le han formulado.
Respondiendo al artículo envié al autor, a quien considero uno de los más versados columnistas de La Nación, la siguiente nota: