Querido amigos:
Los invito a visitar mi blog
Saludos
Jorge
De: Jorge R Herrendorf <jherrendorf@gmail.com>
Fecha: 16 de mayo de 2009 10:21
Asunto: Re: LA GRIPE DEL PINGÜINO
Para: Ricardo Talesnik
Querido amigo,
Se engriparon los pingüinos.
Estos se cura con penis-scilium forte electionaria jujem.
Caso contrario grandes dosis de Tujesbreak oral o por donde sea.
Quedan bien. Ver el adjunto!
Abrazo
Jorge
NOTA LEIDA HOY EN EL PROGRAMA DE VICTOR HUGO MORALES
Por si fuera poco la presencia del dengue y la amenaza de la gripe porcina, en Argentina se está intensificando el brote de la gripe pingüinera. Este mal, originado en las gélidas aguas de nuestro Sur marítimo y en otras regiones del planeta, se transmite de pingüino a ser humano y presenta la particularidad de atacar especialmente a las personas que dedican la mayor parte de su tiempo a la actividad política profesional.
Hablando de nuestro país, en el pasado existieron otras enfermedades que afectaron a quienes buscaban o detentaban el poder: la feroz militosis aguda, detenida en 1983 por la democráticum vacunae, la misma que luego impidió la propagación de dos nuevos episodios de militosis y la fugaz reaparición de la guerriyeta hemorrágica en el área de La Tablada; recordemos también el brote hiper-inflamatorio de 1989 que contaminó masivamente a los productos de primera necesidad y desencadenó la peste menemistosa; y nos nos olvidemos del letargo fatal causado por la mortífera combinación de chupete con corralito que derivó en la fulminante acefalitis presidencialis repetitiva y la ulterior duhaldela con pataconitis. .
Ahora nos ataca la gripe pingüinera. Inicialmente provoca un fuerte deseo de poder que se va intensificando y desata ambiciones desenfrenadas que se manifiestan a través de una conducta ególatra que no repara en medios para lograr sus objetivos. No soporta perder y siente un irrefrenable deseo de protagonismo permanente. La exaltación narcisística es incontenible y el enfermo no tolera críticas, oposiciones ni opiniones contrarias a las suyas. A los pocos días del contagio, aparece una erupción de autoritarismo que deja secuelas crónicas. Suele mostrarse resentido, enojado, denuncia conspiraciones, se presenta como heroíco protagonista de una epopeya o como un mártir en combate contra la siniestra y abstracta máquina de impedir.
Jamás ejerce una autocrítica puntual de manera pública. Niega la realidad cuando ésta contraría sus deseos y la reinventa según sus intereses o supuestos ideales. Contradecirse, mentir, anunciar y prometer realizaciones que no se cumplen, así como los demás síntomas enumerados, son comunes en muchos políticos de cualquier signo, pero en el caso de los afectados por el flagelo pingüinero, esta patología suele presentarse con extrema virulencia.
Los afectados por este azote empeoran gravemente ante la proximidad de competencias electorales. Apelan a recursos de todo tipo, incluso el tan gastado de aparecer ante las cámaras alzando niños en sus brazos o simulando un súbito cambio en sus rasgos de personalidad más desagradables y cuestionados. Si alcanzan la cima del poder no quieren descender al llano nunca más. Siguen en campaña. Para ellos la vida es una campaña permanente. Están en campaña hasta cuando duermen. Porque sueñan con ella.
Es increíble que un animalito que irradia ternura, inocencia y simpatía transmita una enfermedad tan nefasta para el ser humano.
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Jorge R Herrendorf
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