miércoles, 18 de marzo de 2009

Los otros, los pobres

Eduardo “Tato” Pavlovsky

Los vemos todos los días, los vemos siempre. Los veo desde hace 60 años en todo el país. Vos también los ves. Discutimos sobre ellos, fundamentalmente estamos divididos en dos bandos, los que decimos que hay que darles limosna, y los que pensamos que no tenemos que darles nada porque es responsabilidad del Estado.

El artículo de Tato es buenísimo, como casi todo los que él escribe.

Sería bueno que Tato, sus amigos, sus colegas nos inviten para poner el tema en negro sobre blanco y empezar a crear un plan que cubra los próximos 20, 30 años, para que los hijos y nietos de estos chicos que hoy piden comida puedan sumarse a la tarea de recuperar una socidad que hace mucho ha dejado de merecer el nombre de tal.

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Tampoco los elogios me harán perder la ecuanimidad.

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ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

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