Lo de Rosario ayer, con un saldo de 1 muerto y 15 heridos, nos muestra que el patoterismo dentro de los gremios no disminuye sino que crece y se agrava. Hace dos días un saldo similar en Santa Rosa (La Pampa) lleva al desaliento cívico y genera dudas acerca de la posibilidad de una gestión democrática de la lucha gremial intestina.
No se trata de violencia obrera contra las patronales, sino de asesinatos entre trabajadores por defender algunos el derecho de los caciques sindicales a mantener sus prebendas y control sobre ingentes montos de dinero incluyendo el manejo de la salud de los trabajadores que es simplemente otra fuente de ingresos millonarios para la dirigencia enquistada en la sociedad desde hace muchas décadas. Algunos que no entienden el ejercicio de la libertad prefieren seguir siendo caballos de circo. Algún día van a pensar.
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