domingo, 15 de febrero de 2009

LAS GRANDES NAVES DE PESCA MATAN Y TIRAN LOS PECES

Es importante que esta noticia venga de Santa Cruz, la ciudad de los pingüinos, porque redondea un cuadro de encubrimiento oficial de los delitos que se cometen en ciertas jurisdicciones protegidas y que se corresponden con productos naturales argentinos devastados por industriales amigos del poder y contando con que por alguna razón fisiológica los que deben controlar miran para otro lado y con un ojo solo.

Con Indec o sin Indec todos sabemos que en Argentina mucha gente pasa hambre, y algunos no lo pasan porque se mueren hambrientos. Tirar cientos de miles de toneladas de pescado por año es, simplemente, un genocidio.

Que Dios y Nación se lo demanden, pero pronto!

Lea la nota completa aquí.

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Tampoco los elogios me harán perder la ecuanimidad.

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ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

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