jueves, 2 de julio de 2009

HIPOACUSICOS: ORALIDAD O LENGUAJE DE SEÑAS

El lenguaje de señas no es contra la oralización.

La verdad es que mi hija es oral, ella oye muy bien con audífonos, sin embargo tiene dificultades expresivas y hasta que no aprendió la lengua de señas estuvo muy limitada en su comunicación. No todos los sordos pueden ser oralizados, y para ellos es un gran esfuerzo. Pensá que NO OYEN, lo resalto porque es importante ponerse en ese lugar, no conocen el sonido, o en el caso de los hipoacúsicos, tienen una percepción distorsionada del sonido o distinta a la que tenemos los oyentes.

La lengua de señas es su lengua natural, su órgano de la comunicación es el visual, y cada gesto del lenguaje de señas es una palabra, no tienen que decodificar nada, la comprensión es rápida, directa.

Es cierto que vivimos en un mundo oral, por eso siempre que ellos puedan es bueno que aprendan nuestro lenguaje, pero lo mejor es que manejen los dos.

Nacer con una discapacidad, o adquirirla, te pone en un lugar muy duro frente al mundo, tenés que trabajar para superar tu dificultad y aparte tenés que intentar hacer lo que hacen quienes no tienen tu discapacidad. Ellos pelean día a día por superarse. Por eso entregarles todas las herramientas y reconocerlos también como una minoría linguistica, e intentar incorporar su diferencia a toda la sociedad (por ejemplo, que los oyentes conozcamos aunque sea un poco del lenguaje de señas) también es un paso a la integración y es un derecho que hay que reconocerles. Es por eso que encaramos esta campaña con mi marido. Cualquier inquietud estoy a tu disposición.

Si no te parezco clara, preguntame lo que quieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A quienes quieran agregar comentarios les invito a hacerlo de buena fe, en términos correctos y altura intelectual. No discrimino a quienes no piensan como yo.
Tampoco los elogios me harán perder la ecuanimidad.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

Etiquetas