Proclamamos no tenerle miedo a la libertad.Por ello manifestamos que es un abuso contra la libertad de las personas que los padres decidan el nombre de sus hijos, cuando éstos, como ocurre en nuestro país, no tengan la alternativa legal de cambiarlo cuando así lo deseen y una vez que hubieren alcanzado la madurez mental necesaria.
Lo mismo ocurre con las religiones que les son impuestas a los pequeños como un acto arbitrario y compulsivo, incluso, en el caso de las religiónes judía y musulmana involucrando agresión física mediante la circuncisión.
Los nombres que se comentan en el artículo que citamos resultan extemporáneos y caprichosos. Postulamos la necesidad de que mediante la adecuación de la legislación vigente se autorice a los ciudadanos que así lo deseen que puedan recibir de los jueces la autorización para el cambio de nombre cuando por la edad se lo considere emancipado para tomar la decisión del cambio.
En ese caso esperamos que la Srta. Mara Dona, no pretenda a su turno cambiar su nombre por "Burrita Ortega"
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