martes, 10 de febrero de 2009

UN JUDIO CRISTIANO - UN CRISTIANO JUDIO

Aarón Jean Marie Lustiger, judío convertido al catolicismo a los 14 años de edad, buscó concentrar en ese paso la iluminada decisión de buscar un camino de encuentro entre las dos religiones.

Su personalidad acompañada de una extraordinaria inteligencia le permitió estudiar en profundidad los temas religiosos de ambas vertientes, y su apasionado trabajo le permitió ser destacado por el papa Juan Pablo II quien lo coronó como Arzobispo de París en 1980, y lo elevó al rango de Cardenal en 1983.

A su tumba fué agregada simbólicamente tierra de Israel y en la ceremonia final fué recitado el kaddish, la oración judía por los muertos.

Hace pocas semanas falleció en Buenos Aires el Rabino León Klenicki, que fué también un adalid de la campaña de entendimiento entre judíos y cristianos. Ayer en una misa especial en la Catedral de Buenos Aires, Monseñor Bergoglio recordó su figura e ilustró su pensamiento.

Está llegando el momento en que se sumen al esfuerzo de unidad los líderes religiosos islamistas con lo que se podría comenzar a entrever un futuro en el que el humanismo sea posible y la Paz un deseo compartido.

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Tampoco los elogios me harán perder la ecuanimidad.

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ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

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