lunes, 9 de febrero de 2009

UNA PROPUESTA VALIOSA DEL ING MOISES RESNIK BRENNER

El deudor de mi deudor es mi deudor

Por Ing. Moisés Resnick Brenner *

“En los momentos de mayor crisis es cuando hay que aplicar la mayor imaginación” Albert Einstein

En un reciente discurso la Señora Presidenta (refiriéndose a la crisis financiera mundial) sostuvo que “esto nos obliga a redoblar esfuerzos, y sobre todo a aportar ideas, que es lo que se necesita, ideas y acciones concretas…”.Recordemos también lo que dijo Albert Einstein: “en momentos de mayor crisis es cuando hay que aplicar mayor imaginación”.

Como respuesta a esa convocatoria presidencial propongo se estudie la siguiente propuesta, sintetizada en el titulo de esta nota, en que el acreedor puede ejercer los derechos y acciones de su deudor (Art 1196 CC) por subrogación o bien por cesión del deudor a favor del acreedor (Art 767 CC). Estimo que así como nuestras autoridades deben preocuparse por pagar las deudas contraídas, deben también hacerlo para solucionar el cobro de nuestras acreencias. Tenemos un ejemplo claro a la vista.

Considerando que Cuba es deudor de Argentina desde hace 35 años por 11.000 millones de dólares – por préstamos que en 1973 el Gobierno de Cámpora le otorgara para importar vehículos y otros productos – una parte de dicha deuda podría aplicarse a cancelar los préstamos que Venezuela le hiciera a nuestro país, con lo cual se aliviaría en la misma proporción la carga financiera externa argentina, tan compleja este año y el próximo.

Venezuela no debiera tener ningún problema en sustituir a Cuba como deudor de la Argentina en función de la confraternidad latino-americana y la relación privilegiada que ha desenvuelto con la isla. Nuestra antigua y hasta ahora incobrable acreencia se vería así finalmente resuelta.

* ex Director del Banco Hipotecario Nacional

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ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

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