miércoles, 11 de marzo de 2009

La realidad de Kirchner

El peligro del relato único

Parece una pelea entre chicos en el potrero. Claro, ya no hay potreros aptos, pero en su imaginación el ex-presidente en funciones (estoy plagiando) insiste con que él ganó. Que el gol lo metió su cuadro, su gente, amigos de toda la vida y compañeros de parranda como Saadi y Barrionuevo. Tiene razón K, si se comparan los resultados de la semana pasada con lo de 1946, el ganó. Esa imaginación distorsiva de la realidad llevó a más de uno (no político, porsupuesto) al manicomio.

Son las 13:30. Las estrellas titilan y la luna está en creciente.

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Tampoco los elogios me harán perder la ecuanimidad.

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ACABO DE LLEGAR.

En realidad siempre estoy llegando.
Y cuando Uds. lleguen me encontrarán aquí, o en otra parte pero cerca.
Nunca me detengo, en realidad siempre estoy yendo.
Detenerse es dejar pasar el tiempo, moverse es despertar el tiempo adormecido.
Al fin y al cabo, adormecerse no está tan mal, pero por esas costumbres repetidas y transmitidas desde que los abuelos eran jóvenes, no hay que quedarse dormido.
Salvo cuando te mandaban a dormir, y uno no quería cerrar los ojos. Vale decir, dormirse no está bien, pero no hay que querer no dormirse.
Esto es lo que hace a la vida incomprensible. Casi todo lo que me gusta y divierte si no está prohibido, al menos está mal visto.

Jorge

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